CHAMBRE
2018-03-08 21:44:18 UTC
Fracasa la huelga feminista entre las mujeres productoras: sólo las
funcionarias y las progres radicales secundan las movilizaciones
http://www.alertadigital.com/2018/03/08/fracasa-la-huelga-feminista-entre-las-mujeres-productoras-solo-las-funcionarias-y-las-radicales-secundan-las-movilizaciones/
Nunca ha existido esa opresión de la mujer por el hombre que predican
las feministas. A lo largo de los siglos, y ahora mismo, muchas mujeres
(y muchos hombres) han sufrido y sufren opresión. Hasta podemos afirmar
que todos sufrimos opresión de algún tipo, en mayor o menor grado y en
unos u otros momentos. La vida de la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres ha sido muy similar: oscura (muy pocas personas han “pasado a la
historia”, y así será siempre, por lógica, aunque, para un cristiano,
todas estén presentes ante Dios), trabajosa, sometida a ignorancias y
aciertos, a costumbres mejores o peores, a mil azares… y, dentro de
ello, todos y todas han experimentado alegrías y sinsabores en mezcla
muy desigual según las personas. Esto es importante: según las personas,
no según las clases ni según los sexos.
Naturalmente, entre varones y mujeres siempre ha habido y siempre habrá
diferencias físicas y anímicas muy considerables. Esto puede parecer muy
triste a personajes de mentalidad mesiánica y estereotipada, pero la
vida resultaría invivible sin esas diferencias. En todas las sociedades
ha existido una especie de división del trabajo basada en esas
diferencias naturales. Por ejemplo, el cuidado del hogar y la educación
de los niños suele ser tarea fundamental, aunque no exclusivamente,
femenina (la raíz del feminismo está en la aversión a esa tarea, tan
opresiva en comparación con las divertidas y gratificantes actividades
de que, según parece, siempre ha disfrutado el varón). Otras diferencias
tienen rasgos más crudamente naturales. Otro ejemplo: mientras se
ignoraron algunas normas de higiene y la existencia de los microbios, el
parto fue un riesgo muy grave, además de doloroso, y el tiempo medio de
vida era menor en las mujeres. Los avances en el conocimiento y la
técnica, debidos a la actividad del varón –no siempre ha sido éste tan
malvado con sus pobres compañeras–, ha cambiado bastante las cosas, y
hoy en casi todas partes las mujeres viven más que los hombres.
La mesiánica ideología feminista no cesa de ponderar la superioridad de
la mujer actual sobre sus humilladas predecesoras, tanto más
despreciables cuanto que no solían mostrar descontento con su
intolerable posición; ni cesa de ensalzar la “conquista de actividades y
puestos sociales antes reservados al varón” y otros logros parecidos.
Con ello pasan por alto dos cosas: en primer lugar, que en la historia
real esas actividades y puestos sociales han sido el fruto, no siempre
agradable, de la actividad masculina dentro del reparto tradicional de
papeles. Es decir, han sido creaciones masculinas, y no, como
sobreentiende la ideología, acaparamiento masculino de algo previamente
existente (ocurre lo que con ciertas teorías de la explotación
tercermundista: dan por supuesto que la riqueza cae del cielo, pero que
unos cuantos sinvergüenzas se la apropian, despojando a los demás). La
entrada masiva de la mujer en ese mundo masculino ha tenido muchas
causas, entre ellas las propia exigencias del desarrollo económico; o
las guerras mundiales que obligaron a una movilización masiva de los
hombres y a su sustitución por mujeres en el aparato productivo.
Y la otra cosa que ignoran alegremente esas ideologías es el precio de
esa “conquista”. La parte femenina aunque menos ostentosa que la
masculina, daba estabilidad y continuidad cultural a la sociedad, y
permitía encajar los conflictos creados por la mayor agresividad del
macho. Todo eso peligra ahora. La incorporación de las mujeres a ese
mundo creado por el varón tiene aspectos atractivos, pero sólo los
tontos creen que todo el monte es orégano. Los mesiánicos siempre creen
haber descubierto la fuente del mal y, queriendo secarla, han provocado,
por lo común, inundaciones.
Así que si nuestras feministas repasan la historia en general y la de
las ideologías mesiánicas en particular, acaso terminen viendo las cosas
de otra manera. En resumen: las mujeres no tienen la menor necesidad de
la hiperactividad salvífica de nuestras feministas. Esto quizá las
desilusione un poco, dada su natural tendencia a las misiones
esforzadas, pero tienen la ventaja de que les permitirán descansar. Y,
algo casi tan importante, también dejarán descansar un poco a la
atribulada sociedad española.
Empresarias y autónomas dan la espalda a la huelga
Pese al descomunal apoyo mediático, la normalidad ha sido la nota
dominante en la huelga feminista. El parón laboral se ha dejado sentir
especialmente entre las ideologizadas de izquierda y las funcionarias
de las administraciones locales, autonómicas y estatal. En cambio, la
incidencia ha sido prácticamente nula entre las mujeres autónomas. Más
del 90 por ciento de negocios regentados por mujeres han abierto sus
puertas con total normalidad.
A mediodía, un millar de personas han asistido en la Puerta del Sol a la
lectura del manifiesto del paro general llenando la mitad de plaza. A
esa misma hora, en la Plaza de Cibeles, se celebraba la concentración
convocada por CCOO y UGT, a la que ha asistido la alcaldesa de la
capital, Manuela Carmena. Las movilizaciones de los piquetes han tenido
un seguimiento residual,como ha ocurrido en el que estaba convocado a
las ocho de la mañana en la esquina de la Gran Vía con Montera, donde se
concentraban apenas veinte activistas, la mayoría mujeres, con banderas
del sindicato CGT y gritos de “aquí estamos las feministas”, “el
machismo nos asesina”, “contra el patriarcado y su violencia” o “que
quiten el cartel de Calvin Klein”, de una de las fachadas de Gran Vía.
En la calle Alcalá, se detenía en varias sucursales bancarias al grito
de “aquí se explota a la gente”, así como en el Ministerio de Educación.
Otro fracaso de convocatoria ha sido la “bicihuelga” en la madrileña
Cuesta de Moyano, junto a la estación de Atocha, uno de los actos
centrales de la mañana de este 8 de marzo. Anunciada en las redes
sociales por los movimientos feministas, su poder de convocatoria ha
sido limitado.
Tan solo un grupo de varias decenas de personas se subía a sus
bicicletas entonando protestas como “la revolución será feminista o no
será” o “empoderadas en bicicleta”. Ataviadas con chalecos morados y
pelucas de colores han iniciado su marcha ciclista por las calles de Madrid.
Los “piquetes” tampoco han logrado concentrar a multitudes. Un ejemplo
de ello ha sido el que se ha celebrado en “los Leones” de la puerta del
Congreso. Un grupo de una decena de trabajadoras de Podemos junto a la
diputada gallega, Ángela Rodríguez, se han manifestado cacerola en mano.
“Pastor vente a la huelga”, en referencia a la presidenta del Congreso,
o “Soraya, escucha, también es tu lucha”, han sido algunos de los
cánticos entonados por las empleadas moradas.
Mujeres musulmanas: “Merecemos libertad y no vivir en una sociedad machista”
La huelga feminista también ha dejado imágenes hilarantes, según recoge
CA. Una de esas imágenes la pudimos ver en La Sexta, cuando el programa
‘Al Rojo Vivo’, entrevistó a un grupo de mujeres musulmanas que estaban
participando en la huelga de hoy jueves.
Sin quitarse el velo islámico, dijeron: “Estamos aquí para pelear por
los derechos de las mujeres. Merecemos libertad y no vivir en una
sociedad machista”.
“Los derechos no entienden de religiones. No vamos aceptar ser
inferiores a los hombres”, continuó diciendo.
Por si alguien tiene la más mínima duda, confirmamos que el periodista
en ningún momento le preguntó por las escasas libertades que tiene la
mujer en los países islamistas, quedando patente la demagogia que están
ofreciendo hoy diferentes medios nacionales.
Hay que recordar que la religión islámica es considerada la religión que
más coarta la libertad y los derechos de las mujeres, puesto que la
Fracasa la huelga feminista entre las mujeres productoras: sólo las
funcionarias y las progres radicales secundan las movilizaciones
http://www.alertadigital.com/2018/03/08/fracasa-la-huelga-feminista-entre-las-mujeres-productoras-solo-las-funcionarias-y-las-radicales-secundan-las-movilizaciones/
Nunca ha existido esa opresión de la mujer por el hombre que predican
las feministas. A lo largo de los siglos, y ahora mismo, muchas mujeres
(y muchos hombres) han sufrido y sufren opresión. Hasta podemos afirmar
que todos sufrimos opresión de algún tipo, en mayor o menor grado y en
unos u otros momentos. La vida de la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres ha sido muy similar: oscura (muy pocas personas han “pasado a la
historia”, y así será siempre, por lógica, aunque, para un cristiano,
todas estén presentes ante Dios), trabajosa, sometida a ignorancias y
aciertos, a costumbres mejores o peores, a mil azares… y, dentro de
ello, todos y todas han experimentado alegrías y sinsabores en mezcla
muy desigual según las personas. Esto es importante: según las personas,
no según las clases ni según los sexos.
Naturalmente, entre varones y mujeres siempre ha habido y siempre habrá
diferencias físicas y anímicas muy considerables. Esto puede parecer muy
triste a personajes de mentalidad mesiánica y estereotipada, pero la
vida resultaría invivible sin esas diferencias. En todas las sociedades
ha existido una especie de división del trabajo basada en esas
diferencias naturales. Por ejemplo, el cuidado del hogar y la educación
de los niños suele ser tarea fundamental, aunque no exclusivamente,
femenina (la raíz del feminismo está en la aversión a esa tarea, tan
opresiva en comparación con las divertidas y gratificantes actividades
de que, según parece, siempre ha disfrutado el varón). Otras diferencias
tienen rasgos más crudamente naturales. Otro ejemplo: mientras se
ignoraron algunas normas de higiene y la existencia de los microbios, el
parto fue un riesgo muy grave, además de doloroso, y el tiempo medio de
vida era menor en las mujeres. Los avances en el conocimiento y la
técnica, debidos a la actividad del varón –no siempre ha sido éste tan
malvado con sus pobres compañeras–, ha cambiado bastante las cosas, y
hoy en casi todas partes las mujeres viven más que los hombres.
La mesiánica ideología feminista no cesa de ponderar la superioridad de
la mujer actual sobre sus humilladas predecesoras, tanto más
despreciables cuanto que no solían mostrar descontento con su
intolerable posición; ni cesa de ensalzar la “conquista de actividades y
puestos sociales antes reservados al varón” y otros logros parecidos.
Con ello pasan por alto dos cosas: en primer lugar, que en la historia
real esas actividades y puestos sociales han sido el fruto, no siempre
agradable, de la actividad masculina dentro del reparto tradicional de
papeles. Es decir, han sido creaciones masculinas, y no, como
sobreentiende la ideología, acaparamiento masculino de algo previamente
existente (ocurre lo que con ciertas teorías de la explotación
tercermundista: dan por supuesto que la riqueza cae del cielo, pero que
unos cuantos sinvergüenzas se la apropian, despojando a los demás). La
entrada masiva de la mujer en ese mundo masculino ha tenido muchas
causas, entre ellas las propia exigencias del desarrollo económico; o
las guerras mundiales que obligaron a una movilización masiva de los
hombres y a su sustitución por mujeres en el aparato productivo.
Y la otra cosa que ignoran alegremente esas ideologías es el precio de
esa “conquista”. La parte femenina aunque menos ostentosa que la
masculina, daba estabilidad y continuidad cultural a la sociedad, y
permitía encajar los conflictos creados por la mayor agresividad del
macho. Todo eso peligra ahora. La incorporación de las mujeres a ese
mundo creado por el varón tiene aspectos atractivos, pero sólo los
tontos creen que todo el monte es orégano. Los mesiánicos siempre creen
haber descubierto la fuente del mal y, queriendo secarla, han provocado,
por lo común, inundaciones.
Así que si nuestras feministas repasan la historia en general y la de
las ideologías mesiánicas en particular, acaso terminen viendo las cosas
de otra manera. En resumen: las mujeres no tienen la menor necesidad de
la hiperactividad salvífica de nuestras feministas. Esto quizá las
desilusione un poco, dada su natural tendencia a las misiones
esforzadas, pero tienen la ventaja de que les permitirán descansar. Y,
algo casi tan importante, también dejarán descansar un poco a la
atribulada sociedad española.
Empresarias y autónomas dan la espalda a la huelga
Pese al descomunal apoyo mediático, la normalidad ha sido la nota
dominante en la huelga feminista. El parón laboral se ha dejado sentir
especialmente entre las ideologizadas de izquierda y las funcionarias
de las administraciones locales, autonómicas y estatal. En cambio, la
incidencia ha sido prácticamente nula entre las mujeres autónomas. Más
del 90 por ciento de negocios regentados por mujeres han abierto sus
puertas con total normalidad.
A mediodía, un millar de personas han asistido en la Puerta del Sol a la
lectura del manifiesto del paro general llenando la mitad de plaza. A
esa misma hora, en la Plaza de Cibeles, se celebraba la concentración
convocada por CCOO y UGT, a la que ha asistido la alcaldesa de la
capital, Manuela Carmena. Las movilizaciones de los piquetes han tenido
un seguimiento residual,como ha ocurrido en el que estaba convocado a
las ocho de la mañana en la esquina de la Gran Vía con Montera, donde se
concentraban apenas veinte activistas, la mayoría mujeres, con banderas
del sindicato CGT y gritos de “aquí estamos las feministas”, “el
machismo nos asesina”, “contra el patriarcado y su violencia” o “que
quiten el cartel de Calvin Klein”, de una de las fachadas de Gran Vía.
En la calle Alcalá, se detenía en varias sucursales bancarias al grito
de “aquí se explota a la gente”, así como en el Ministerio de Educación.
Otro fracaso de convocatoria ha sido la “bicihuelga” en la madrileña
Cuesta de Moyano, junto a la estación de Atocha, uno de los actos
centrales de la mañana de este 8 de marzo. Anunciada en las redes
sociales por los movimientos feministas, su poder de convocatoria ha
sido limitado.
Tan solo un grupo de varias decenas de personas se subía a sus
bicicletas entonando protestas como “la revolución será feminista o no
será” o “empoderadas en bicicleta”. Ataviadas con chalecos morados y
pelucas de colores han iniciado su marcha ciclista por las calles de Madrid.
Los “piquetes” tampoco han logrado concentrar a multitudes. Un ejemplo
de ello ha sido el que se ha celebrado en “los Leones” de la puerta del
Congreso. Un grupo de una decena de trabajadoras de Podemos junto a la
diputada gallega, Ángela Rodríguez, se han manifestado cacerola en mano.
“Pastor vente a la huelga”, en referencia a la presidenta del Congreso,
o “Soraya, escucha, también es tu lucha”, han sido algunos de los
cánticos entonados por las empleadas moradas.
Mujeres musulmanas: “Merecemos libertad y no vivir en una sociedad machista”
La huelga feminista también ha dejado imágenes hilarantes, según recoge
CA. Una de esas imágenes la pudimos ver en La Sexta, cuando el programa
‘Al Rojo Vivo’, entrevistó a un grupo de mujeres musulmanas que estaban
participando en la huelga de hoy jueves.
Sin quitarse el velo islámico, dijeron: “Estamos aquí para pelear por
los derechos de las mujeres. Merecemos libertad y no vivir en una
sociedad machista”.
“Los derechos no entienden de religiones. No vamos aceptar ser
inferiores a los hombres”, continuó diciendo.
Por si alguien tiene la más mínima duda, confirmamos que el periodista
en ningún momento le preguntó por las escasas libertades que tiene la
mujer en los países islamistas, quedando patente la demagogia que están
ofreciendo hoy diferentes medios nacionales.
Hay que recordar que la religión islámica es considerada la religión que
más coarta la libertad y los derechos de las mujeres, puesto que la
mayoría de los hombres musulmanes, consideran a la mujer un ser
inferior, cuyo único fin es tener hijos y cuidar de la casa y la familia.
En países como Arabia Saudí o Irán, quitarse el velo islámico es
considerado un delito grave, por el que una mujer puede pasar hasta 10
años en la cárcel. Pero claro, según ellas la sociedad machista es la
española.
Jóvenes radicales asaltan las aulas en la Complutense
Grupos de jóvenes radicales han provocado incidentes en el Campus de
Somosaguas de la Universidad Complutense al intentar evitar que se
impartieran las clases. Según han denunciado numerosos estudiantes en
las redes sociales, un grupo de jóvenes, algunas con la cara cubierta
con pasamontañas, han entrado por la fuerza en las aulas con motivo de
la huelga de mujeres convocada por el 8-M.
Según varios vídeos publicados en Twitter, las supuestas estudiantes
trataban de evitar que se impartieran las clases a los alumnos que no
participaban en la huelga.
Por otra parte, la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa,
ha afirmado este mañana que la valoración situación general de la
jornada del 8M es “de normalidad”, destacando como únicos incidentes los
cuatro contenedores quemados en la Complutense y las tres personas
identificadas por hacer pintadas.
Así, en el balance de seguridad desde la medioanoche hasta las 9 horas
de este jueves la delegada solo ha aludido a los identificados por hacer
grafittis, realizados en diferentes partes de Madrid, a la quema de tres
o cuatro contenedores en la Facultad de Biológicas de la Complutense y
un encierro de 80 personas en la Facultad de Políticas, en el campus de
Somosaguas de la misma universidad. mayoría de los hombres musulmanes,
consideran a la mujer un ser inferior, cuyo único fin es tener hijos y
cuidar de la casa y la familia.
En países como Arabia Saudí o Irán, quitarse el velo islámico es
considerado un delito grave, por el que una mujer puede pasar hasta 10
años en la cárcel. Pero claro, según ellas la sociedad machista es la
española.
Jóvenes radicales asaltan las aulas en la Complutense
Grupos de jóvenes radicales han provocado incidentes en el Campus de
Somosaguas de la Universidad Complutense al intentar evitar que se
impartieran las clases. Según han denunciado numerosos estudiantes en
las redes sociales, un grupo de jóvenes, algunas con la cara cubierta
con pasamontañas, han entrado por la fuerza en las aulas con motivo de
la huelga de mujeres convocada por el 8-M.
Según varios vídeos publicados en Twitter, las supuestas estudiantes
trataban de evitar que se impartieran las clases a los alumnos que no
participaban en la huelga.
Por otra parte, la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa,
ha afirmado este mañana que la valoración situación general de la
jornada del 8M es “de normalidad”, destacando como únicos incidentes los
cuatro contenedores quemados en la Complutense y las tres personas
identificadas por hacer pintadas.
Así, en el balance de seguridad desde la medioanoche hasta las 9 horas
de este jueves la delegada solo ha aludido a los identificados por hacer
grafittis, realizados en diferentes partes de Madrid, a la quema de tres
o cuatro contenedores en la Facultad de Biológicas de la Complutense y
un encierro de 80 personas en la Facultad de Políticas, en el campus de
Somosaguas de la misma universidad.
funcionarias y las progres radicales secundan las movilizaciones
http://www.alertadigital.com/2018/03/08/fracasa-la-huelga-feminista-entre-las-mujeres-productoras-solo-las-funcionarias-y-las-radicales-secundan-las-movilizaciones/
Nunca ha existido esa opresión de la mujer por el hombre que predican
las feministas. A lo largo de los siglos, y ahora mismo, muchas mujeres
(y muchos hombres) han sufrido y sufren opresión. Hasta podemos afirmar
que todos sufrimos opresión de algún tipo, en mayor o menor grado y en
unos u otros momentos. La vida de la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres ha sido muy similar: oscura (muy pocas personas han “pasado a la
historia”, y así será siempre, por lógica, aunque, para un cristiano,
todas estén presentes ante Dios), trabajosa, sometida a ignorancias y
aciertos, a costumbres mejores o peores, a mil azares… y, dentro de
ello, todos y todas han experimentado alegrías y sinsabores en mezcla
muy desigual según las personas. Esto es importante: según las personas,
no según las clases ni según los sexos.
Naturalmente, entre varones y mujeres siempre ha habido y siempre habrá
diferencias físicas y anímicas muy considerables. Esto puede parecer muy
triste a personajes de mentalidad mesiánica y estereotipada, pero la
vida resultaría invivible sin esas diferencias. En todas las sociedades
ha existido una especie de división del trabajo basada en esas
diferencias naturales. Por ejemplo, el cuidado del hogar y la educación
de los niños suele ser tarea fundamental, aunque no exclusivamente,
femenina (la raíz del feminismo está en la aversión a esa tarea, tan
opresiva en comparación con las divertidas y gratificantes actividades
de que, según parece, siempre ha disfrutado el varón). Otras diferencias
tienen rasgos más crudamente naturales. Otro ejemplo: mientras se
ignoraron algunas normas de higiene y la existencia de los microbios, el
parto fue un riesgo muy grave, además de doloroso, y el tiempo medio de
vida era menor en las mujeres. Los avances en el conocimiento y la
técnica, debidos a la actividad del varón –no siempre ha sido éste tan
malvado con sus pobres compañeras–, ha cambiado bastante las cosas, y
hoy en casi todas partes las mujeres viven más que los hombres.
La mesiánica ideología feminista no cesa de ponderar la superioridad de
la mujer actual sobre sus humilladas predecesoras, tanto más
despreciables cuanto que no solían mostrar descontento con su
intolerable posición; ni cesa de ensalzar la “conquista de actividades y
puestos sociales antes reservados al varón” y otros logros parecidos.
Con ello pasan por alto dos cosas: en primer lugar, que en la historia
real esas actividades y puestos sociales han sido el fruto, no siempre
agradable, de la actividad masculina dentro del reparto tradicional de
papeles. Es decir, han sido creaciones masculinas, y no, como
sobreentiende la ideología, acaparamiento masculino de algo previamente
existente (ocurre lo que con ciertas teorías de la explotación
tercermundista: dan por supuesto que la riqueza cae del cielo, pero que
unos cuantos sinvergüenzas se la apropian, despojando a los demás). La
entrada masiva de la mujer en ese mundo masculino ha tenido muchas
causas, entre ellas las propia exigencias del desarrollo económico; o
las guerras mundiales que obligaron a una movilización masiva de los
hombres y a su sustitución por mujeres en el aparato productivo.
Y la otra cosa que ignoran alegremente esas ideologías es el precio de
esa “conquista”. La parte femenina aunque menos ostentosa que la
masculina, daba estabilidad y continuidad cultural a la sociedad, y
permitía encajar los conflictos creados por la mayor agresividad del
macho. Todo eso peligra ahora. La incorporación de las mujeres a ese
mundo creado por el varón tiene aspectos atractivos, pero sólo los
tontos creen que todo el monte es orégano. Los mesiánicos siempre creen
haber descubierto la fuente del mal y, queriendo secarla, han provocado,
por lo común, inundaciones.
Así que si nuestras feministas repasan la historia en general y la de
las ideologías mesiánicas en particular, acaso terminen viendo las cosas
de otra manera. En resumen: las mujeres no tienen la menor necesidad de
la hiperactividad salvífica de nuestras feministas. Esto quizá las
desilusione un poco, dada su natural tendencia a las misiones
esforzadas, pero tienen la ventaja de que les permitirán descansar. Y,
algo casi tan importante, también dejarán descansar un poco a la
atribulada sociedad española.
Empresarias y autónomas dan la espalda a la huelga
Pese al descomunal apoyo mediático, la normalidad ha sido la nota
dominante en la huelga feminista. El parón laboral se ha dejado sentir
especialmente entre las ideologizadas de izquierda y las funcionarias
de las administraciones locales, autonómicas y estatal. En cambio, la
incidencia ha sido prácticamente nula entre las mujeres autónomas. Más
del 90 por ciento de negocios regentados por mujeres han abierto sus
puertas con total normalidad.
A mediodía, un millar de personas han asistido en la Puerta del Sol a la
lectura del manifiesto del paro general llenando la mitad de plaza. A
esa misma hora, en la Plaza de Cibeles, se celebraba la concentración
convocada por CCOO y UGT, a la que ha asistido la alcaldesa de la
capital, Manuela Carmena. Las movilizaciones de los piquetes han tenido
un seguimiento residual,como ha ocurrido en el que estaba convocado a
las ocho de la mañana en la esquina de la Gran Vía con Montera, donde se
concentraban apenas veinte activistas, la mayoría mujeres, con banderas
del sindicato CGT y gritos de “aquí estamos las feministas”, “el
machismo nos asesina”, “contra el patriarcado y su violencia” o “que
quiten el cartel de Calvin Klein”, de una de las fachadas de Gran Vía.
En la calle Alcalá, se detenía en varias sucursales bancarias al grito
de “aquí se explota a la gente”, así como en el Ministerio de Educación.
Otro fracaso de convocatoria ha sido la “bicihuelga” en la madrileña
Cuesta de Moyano, junto a la estación de Atocha, uno de los actos
centrales de la mañana de este 8 de marzo. Anunciada en las redes
sociales por los movimientos feministas, su poder de convocatoria ha
sido limitado.
Tan solo un grupo de varias decenas de personas se subía a sus
bicicletas entonando protestas como “la revolución será feminista o no
será” o “empoderadas en bicicleta”. Ataviadas con chalecos morados y
pelucas de colores han iniciado su marcha ciclista por las calles de Madrid.
Los “piquetes” tampoco han logrado concentrar a multitudes. Un ejemplo
de ello ha sido el que se ha celebrado en “los Leones” de la puerta del
Congreso. Un grupo de una decena de trabajadoras de Podemos junto a la
diputada gallega, Ángela Rodríguez, se han manifestado cacerola en mano.
“Pastor vente a la huelga”, en referencia a la presidenta del Congreso,
o “Soraya, escucha, también es tu lucha”, han sido algunos de los
cánticos entonados por las empleadas moradas.
Mujeres musulmanas: “Merecemos libertad y no vivir en una sociedad machista”
La huelga feminista también ha dejado imágenes hilarantes, según recoge
CA. Una de esas imágenes la pudimos ver en La Sexta, cuando el programa
‘Al Rojo Vivo’, entrevistó a un grupo de mujeres musulmanas que estaban
participando en la huelga de hoy jueves.
Sin quitarse el velo islámico, dijeron: “Estamos aquí para pelear por
los derechos de las mujeres. Merecemos libertad y no vivir en una
sociedad machista”.
“Los derechos no entienden de religiones. No vamos aceptar ser
inferiores a los hombres”, continuó diciendo.
Por si alguien tiene la más mínima duda, confirmamos que el periodista
en ningún momento le preguntó por las escasas libertades que tiene la
mujer en los países islamistas, quedando patente la demagogia que están
ofreciendo hoy diferentes medios nacionales.
Hay que recordar que la religión islámica es considerada la religión que
más coarta la libertad y los derechos de las mujeres, puesto que la
Fracasa la huelga feminista entre las mujeres productoras: sólo las
funcionarias y las progres radicales secundan las movilizaciones
http://www.alertadigital.com/2018/03/08/fracasa-la-huelga-feminista-entre-las-mujeres-productoras-solo-las-funcionarias-y-las-radicales-secundan-las-movilizaciones/
Nunca ha existido esa opresión de la mujer por el hombre que predican
las feministas. A lo largo de los siglos, y ahora mismo, muchas mujeres
(y muchos hombres) han sufrido y sufren opresión. Hasta podemos afirmar
que todos sufrimos opresión de algún tipo, en mayor o menor grado y en
unos u otros momentos. La vida de la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres ha sido muy similar: oscura (muy pocas personas han “pasado a la
historia”, y así será siempre, por lógica, aunque, para un cristiano,
todas estén presentes ante Dios), trabajosa, sometida a ignorancias y
aciertos, a costumbres mejores o peores, a mil azares… y, dentro de
ello, todos y todas han experimentado alegrías y sinsabores en mezcla
muy desigual según las personas. Esto es importante: según las personas,
no según las clases ni según los sexos.
Naturalmente, entre varones y mujeres siempre ha habido y siempre habrá
diferencias físicas y anímicas muy considerables. Esto puede parecer muy
triste a personajes de mentalidad mesiánica y estereotipada, pero la
vida resultaría invivible sin esas diferencias. En todas las sociedades
ha existido una especie de división del trabajo basada en esas
diferencias naturales. Por ejemplo, el cuidado del hogar y la educación
de los niños suele ser tarea fundamental, aunque no exclusivamente,
femenina (la raíz del feminismo está en la aversión a esa tarea, tan
opresiva en comparación con las divertidas y gratificantes actividades
de que, según parece, siempre ha disfrutado el varón). Otras diferencias
tienen rasgos más crudamente naturales. Otro ejemplo: mientras se
ignoraron algunas normas de higiene y la existencia de los microbios, el
parto fue un riesgo muy grave, además de doloroso, y el tiempo medio de
vida era menor en las mujeres. Los avances en el conocimiento y la
técnica, debidos a la actividad del varón –no siempre ha sido éste tan
malvado con sus pobres compañeras–, ha cambiado bastante las cosas, y
hoy en casi todas partes las mujeres viven más que los hombres.
La mesiánica ideología feminista no cesa de ponderar la superioridad de
la mujer actual sobre sus humilladas predecesoras, tanto más
despreciables cuanto que no solían mostrar descontento con su
intolerable posición; ni cesa de ensalzar la “conquista de actividades y
puestos sociales antes reservados al varón” y otros logros parecidos.
Con ello pasan por alto dos cosas: en primer lugar, que en la historia
real esas actividades y puestos sociales han sido el fruto, no siempre
agradable, de la actividad masculina dentro del reparto tradicional de
papeles. Es decir, han sido creaciones masculinas, y no, como
sobreentiende la ideología, acaparamiento masculino de algo previamente
existente (ocurre lo que con ciertas teorías de la explotación
tercermundista: dan por supuesto que la riqueza cae del cielo, pero que
unos cuantos sinvergüenzas se la apropian, despojando a los demás). La
entrada masiva de la mujer en ese mundo masculino ha tenido muchas
causas, entre ellas las propia exigencias del desarrollo económico; o
las guerras mundiales que obligaron a una movilización masiva de los
hombres y a su sustitución por mujeres en el aparato productivo.
Y la otra cosa que ignoran alegremente esas ideologías es el precio de
esa “conquista”. La parte femenina aunque menos ostentosa que la
masculina, daba estabilidad y continuidad cultural a la sociedad, y
permitía encajar los conflictos creados por la mayor agresividad del
macho. Todo eso peligra ahora. La incorporación de las mujeres a ese
mundo creado por el varón tiene aspectos atractivos, pero sólo los
tontos creen que todo el monte es orégano. Los mesiánicos siempre creen
haber descubierto la fuente del mal y, queriendo secarla, han provocado,
por lo común, inundaciones.
Así que si nuestras feministas repasan la historia en general y la de
las ideologías mesiánicas en particular, acaso terminen viendo las cosas
de otra manera. En resumen: las mujeres no tienen la menor necesidad de
la hiperactividad salvífica de nuestras feministas. Esto quizá las
desilusione un poco, dada su natural tendencia a las misiones
esforzadas, pero tienen la ventaja de que les permitirán descansar. Y,
algo casi tan importante, también dejarán descansar un poco a la
atribulada sociedad española.
Empresarias y autónomas dan la espalda a la huelga
Pese al descomunal apoyo mediático, la normalidad ha sido la nota
dominante en la huelga feminista. El parón laboral se ha dejado sentir
especialmente entre las ideologizadas de izquierda y las funcionarias
de las administraciones locales, autonómicas y estatal. En cambio, la
incidencia ha sido prácticamente nula entre las mujeres autónomas. Más
del 90 por ciento de negocios regentados por mujeres han abierto sus
puertas con total normalidad.
A mediodía, un millar de personas han asistido en la Puerta del Sol a la
lectura del manifiesto del paro general llenando la mitad de plaza. A
esa misma hora, en la Plaza de Cibeles, se celebraba la concentración
convocada por CCOO y UGT, a la que ha asistido la alcaldesa de la
capital, Manuela Carmena. Las movilizaciones de los piquetes han tenido
un seguimiento residual,como ha ocurrido en el que estaba convocado a
las ocho de la mañana en la esquina de la Gran Vía con Montera, donde se
concentraban apenas veinte activistas, la mayoría mujeres, con banderas
del sindicato CGT y gritos de “aquí estamos las feministas”, “el
machismo nos asesina”, “contra el patriarcado y su violencia” o “que
quiten el cartel de Calvin Klein”, de una de las fachadas de Gran Vía.
En la calle Alcalá, se detenía en varias sucursales bancarias al grito
de “aquí se explota a la gente”, así como en el Ministerio de Educación.
Otro fracaso de convocatoria ha sido la “bicihuelga” en la madrileña
Cuesta de Moyano, junto a la estación de Atocha, uno de los actos
centrales de la mañana de este 8 de marzo. Anunciada en las redes
sociales por los movimientos feministas, su poder de convocatoria ha
sido limitado.
Tan solo un grupo de varias decenas de personas se subía a sus
bicicletas entonando protestas como “la revolución será feminista o no
será” o “empoderadas en bicicleta”. Ataviadas con chalecos morados y
pelucas de colores han iniciado su marcha ciclista por las calles de Madrid.
Los “piquetes” tampoco han logrado concentrar a multitudes. Un ejemplo
de ello ha sido el que se ha celebrado en “los Leones” de la puerta del
Congreso. Un grupo de una decena de trabajadoras de Podemos junto a la
diputada gallega, Ángela Rodríguez, se han manifestado cacerola en mano.
“Pastor vente a la huelga”, en referencia a la presidenta del Congreso,
o “Soraya, escucha, también es tu lucha”, han sido algunos de los
cánticos entonados por las empleadas moradas.
Mujeres musulmanas: “Merecemos libertad y no vivir en una sociedad machista”
La huelga feminista también ha dejado imágenes hilarantes, según recoge
CA. Una de esas imágenes la pudimos ver en La Sexta, cuando el programa
‘Al Rojo Vivo’, entrevistó a un grupo de mujeres musulmanas que estaban
participando en la huelga de hoy jueves.
Sin quitarse el velo islámico, dijeron: “Estamos aquí para pelear por
los derechos de las mujeres. Merecemos libertad y no vivir en una
sociedad machista”.
“Los derechos no entienden de religiones. No vamos aceptar ser
inferiores a los hombres”, continuó diciendo.
Por si alguien tiene la más mínima duda, confirmamos que el periodista
en ningún momento le preguntó por las escasas libertades que tiene la
mujer en los países islamistas, quedando patente la demagogia que están
ofreciendo hoy diferentes medios nacionales.
Hay que recordar que la religión islámica es considerada la religión que
más coarta la libertad y los derechos de las mujeres, puesto que la
mayoría de los hombres musulmanes, consideran a la mujer un ser
inferior, cuyo único fin es tener hijos y cuidar de la casa y la familia.
En países como Arabia Saudí o Irán, quitarse el velo islámico es
considerado un delito grave, por el que una mujer puede pasar hasta 10
años en la cárcel. Pero claro, según ellas la sociedad machista es la
española.
Jóvenes radicales asaltan las aulas en la Complutense
Grupos de jóvenes radicales han provocado incidentes en el Campus de
Somosaguas de la Universidad Complutense al intentar evitar que se
impartieran las clases. Según han denunciado numerosos estudiantes en
las redes sociales, un grupo de jóvenes, algunas con la cara cubierta
con pasamontañas, han entrado por la fuerza en las aulas con motivo de
la huelga de mujeres convocada por el 8-M.
Según varios vídeos publicados en Twitter, las supuestas estudiantes
trataban de evitar que se impartieran las clases a los alumnos que no
participaban en la huelga.
Por otra parte, la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa,
ha afirmado este mañana que la valoración situación general de la
jornada del 8M es “de normalidad”, destacando como únicos incidentes los
cuatro contenedores quemados en la Complutense y las tres personas
identificadas por hacer pintadas.
Así, en el balance de seguridad desde la medioanoche hasta las 9 horas
de este jueves la delegada solo ha aludido a los identificados por hacer
grafittis, realizados en diferentes partes de Madrid, a la quema de tres
o cuatro contenedores en la Facultad de Biológicas de la Complutense y
un encierro de 80 personas en la Facultad de Políticas, en el campus de
Somosaguas de la misma universidad. mayoría de los hombres musulmanes,
consideran a la mujer un ser inferior, cuyo único fin es tener hijos y
cuidar de la casa y la familia.
En países como Arabia Saudí o Irán, quitarse el velo islámico es
considerado un delito grave, por el que una mujer puede pasar hasta 10
años en la cárcel. Pero claro, según ellas la sociedad machista es la
española.
Jóvenes radicales asaltan las aulas en la Complutense
Grupos de jóvenes radicales han provocado incidentes en el Campus de
Somosaguas de la Universidad Complutense al intentar evitar que se
impartieran las clases. Según han denunciado numerosos estudiantes en
las redes sociales, un grupo de jóvenes, algunas con la cara cubierta
con pasamontañas, han entrado por la fuerza en las aulas con motivo de
la huelga de mujeres convocada por el 8-M.
Según varios vídeos publicados en Twitter, las supuestas estudiantes
trataban de evitar que se impartieran las clases a los alumnos que no
participaban en la huelga.
Por otra parte, la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa,
ha afirmado este mañana que la valoración situación general de la
jornada del 8M es “de normalidad”, destacando como únicos incidentes los
cuatro contenedores quemados en la Complutense y las tres personas
identificadas por hacer pintadas.
Así, en el balance de seguridad desde la medioanoche hasta las 9 horas
de este jueves la delegada solo ha aludido a los identificados por hacer
grafittis, realizados en diferentes partes de Madrid, a la quema de tres
o cuatro contenedores en la Facultad de Biológicas de la Complutense y
un encierro de 80 personas en la Facultad de Políticas, en el campus de
Somosaguas de la misma universidad.